miércoles, 26 de octubre de 2011

Cultura Arquitectónica

Reforma en el marco de un portal hecha con un enlosado que borra el diseño clásico original. Distrito de Arganzuela.

El Plan General de Ordenación Urbana contempla varios niveles de protección para los edificios. El de menor protección es el nivel 3. El artículo 4.3.4 apartado 3 dice:
“Edificios con nivel 3 de protección: En este caso la protección no se extiende a la totalidad del edificio, sino solo a determinados valores. Se dividen en dos grados:
a) Parcial: Que protege aquellos elementos del edificio que lo caracterizan y sirven de referencia para comprender su época, estilo y función.
b) Ambiental: Cuando se protegen los valores de la fachada de un edificio por su integración en el ambiente de la ciudad, como elemento que contribuye a la comprensión global del paisaje urbano, pero no precisa necesariamente el mantenimiento físico de la misma”

El Catálogo General de Edificios Protegidos recoge el listado de edificios con expresión de su dirección postal, nivel y grado de protección y número de catálogo.

Quiero fijarme en un hecho que también afecta a cualquier edificio anterior a los años sesenta del pasado siglo. Me refiero a la reforma o adorno de fachadas o portales, el caso más grave tiene que ver con los locales comerciales. Numerosas veces esa actuación ignora completamente la línea arquitectónica original del edificio. El resultado es un añadido ajeno a la imagen del resto del edificio, el cual queda desvirtuado. Con frecuencia se recurre a losetas de piedra natural para revestir el marco de un portal o una fachada, con la complacencia y satisfacción de los inquilinos por la nueva “elegante” imagen, comentando: “¡Qué bien ha quedado el portal!”. Cuando lo que se ha hecho es destrozar la imagen general de la fachada y del edificio. ¿Por qué tan estrecho punto de vista? Quizá por falta de cultura arquitectónica, falta de oferta de servicios profesionales competentes o falta de información. En el caso de los comercios está más claro.

No sería de extrañar que una ausencia de cultura permita a los actuales cargos municipales actuar de manera que cualquier rehabilitación se convierta en una superficie lisa de granito, sin coherencia histórica, sin adorno y sin apenas vegetación. Interminables metros cuadrados de granito que se extienden por plazas y espacios abiertos. Metros cuadrados y también cúbicos, porque hasta los bancos aparecen como monolitos de granito, perfectamente prismáticos. ¡Qué diáfano y moderno! Y qué desperdicio para esta noble piedra natural a la que tanto debe Madrid.

El la web http://www.monumentamadrid.es se pueden consultar los edificios históricos de la capital.

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